viernes, agosto 04, 2006

Ser gente

Yo ya soy gente. En Canadá, lo importante no es ser legal, tener la residencia o tener la carta maladie. Ni siquiera tener empleo. No señores. Lo importante es tener licencia de conducción. Si uno tiene licencia de conducción, es gente. Pues yo ya soy gente.

Volví a mi segundo examen práctico. Embolaté la tarjeta que me habían enviado por correo para poder presentarme (envían una tarjeta que parece una licencia, con foto y todo, sólo para los trámites). Me tocó entonces esperar a que se comunicaran con la oficina de Henri-Bourasa para que les enviaran por fax una copia de la dichosa tarjeta.

Finalmente, la hora del examen. Esa vaina es super tensionante. Todo el mundo en esas oficinas está muerto del miedo. Es el trámite más estresante de Norteamérica. Estoy seguro. Es que es demasiado importante. Prácticamente la licencia es EL documento de identificación.

Mi evaluador: Gabrielle. Una mujer. Fue suerte.

El negrito, Dominic, no hizo sino rajar gente todo el rato. Lo ví regresar en varias oportunidades. Siempre tan educador, tan serio. Sus alumnos, vueltos nada. Caras de congoja. Qué bueno que nunca ví la mía de la anterior ocasión.

Cuando uno se sabe el truco, pues la magia es muy simple. El camino fue exactamente el mismo de la vez anterior. Todo lo que había que hacer era recordar los errores, para no cometerlos.

También resultó ventajoso, creo yo, que durante el recorrido, la dama me puso conversa. Justo cuando yo lo iba a hacer sobre el suyo, ella empezó a hablarme del mío. Que de dónde era? Qué el café, que la droga, que la soledad, que los hijos.

Ella tiene 50 años y dos hijos super grandes. Yo por supuesto le hablé de la belleza de las mujeres quebequenses y que por supuesto no se le notaban los años en ninguna parte. Ella trabajaba como instructora de fisicoculturismo o algo así, antes de trabajar con la Asociación.

Cuando finalizó el examen no me hizo ni una sola observación. "Rien à dire". "Venga conmigo para darle su licencia". 46 dólares. Yo no recordaba. Esa licencia me costó un billetico, que no se perdió.

La charla hizo bastante agradable el examen, que pareció más un paseo. No niego que me tocó usar algo de coquetería. Igual, yo ya estoy acostumbrado a que las mujeres me vean meramente como un objeto sexual.

Y eso que tengo otros valores, creo yo.

3 comentarios:

  1. Anónimo11:38 a. m.

    saludos y felicidades
    por que dices que es ser gente obteniendo la licencia de conducir
    explica esa vaina para que los que no sabemos

    ResponderBorrar
  2. Conque objeto sexual...jajajajaja.
    Buen tiro.

    ResponderBorrar
  3. Buenísimo eso del objeto sexual jejeje!!!
    Saludos desde México!!!

    ResponderBorrar