martes, enero 07, 2014

Oficina de inmigración Canadá – frontera con los Estados Unidos

La cosa empezó rara desde el puro principio. Entrábamos de los Estados Unidos luego de llevarles a nuestros amigos su carro para su regreso desde Colombia vía Plattsburgh y luego de nuestro mercado mensual en la misma ciudad. El oficial preguntó que dónde estaba la forma I-94 (la tarjeta blanca) de nuestra amiga (otra amiga, una que quería mercar con nosotros y que salió de Canadá la noche anterior junto con nosotros). El documento requerido es usado para ingresar y salir de los Estados Unidos con una visa de turista o de negocios.

Le expliqué que a nosotros también nos había parecido raro que ella no tuviera el documento pero que un oficial americano nos había dejado entrar al país la misma noche (eran eso de las 3 de la mañana) sin exigir el formulario e indicando que no era requerido pues mi amiga había entrado por Miami en agosto pasado. Por alguna razón parecía no ser necesario.

El tipo buscó el sello en el pasaporte y lo encontró diciendo que no había ningún problema pero que sin embargo, hacía falta un sello. Insertó un papel amarillo entre el pasaporte y nos los devolvió todos y nos pidió que pasáramos a la oficina de inmigración. Así lo hicimos pensando que se trataba de algo rutinario.
Lejos de algo rutinario. Nuestros amigos viajeros pasaron de largo, pues probablemente nos íbamos a demorar un poco. Sólo nos quedamos mi esposa, la amiga y yo.

El oficial de adentro, en la oficina de inmigración preguntó por nuestra procedencia. Le indiqué que veníamos de Plattsburgh. Luego preguntó el motivo del viaje y le explicamos que estábamos de compras en Walmart. Nos hizo sentar. Nos llamó de nuevo y ahora con tono alterado mi dijo que como así que de compras, que como así que de Plattsburgh. Que le explicara si veníamos de Colombia o no. Le expliqué que estábamos de compras con nuestra amiga y que ambos teníamos facturas (y comida!) para comprobarlo. El tipo decía que como así que haciendo compras a las 3 de la mañana y que si no nos parecía mucha coincidencia que a esa hora estaba llegando el vuelo desde Colombia.

Fundamentalmente el tipo pensaba que nosotros no estábamos de compras y que sólo habíamos ido a recoger a nuestra amiga en Plattsburgh pues ella había llegado en ese vuelo. Resultó que dentro de los registros de inmigración ella había salido en agosto y nunca había regresado. Ella tuvo que explicar que sí había regresado y que su tránsito pasó por Miami y que la entrada la hizo en el aeropuerto de Montréal y que el sello debería estar allí en el pasaporte.

Luego el tono se volvió a subir porque le preguntó a ella sobre el lugar donde había obtenido su nuevo pasaporte (colombiano). Incluso preguntó por el antiguo. Ella explicó que el pasaporte lo había obtenido en el consulado colombiano en Montréal.

Resulta que nuestra amiga entro a Canadá muchos años atrás bajo el programa de protección a refugiados. Ella tiene ya su estatus de residente permanente el cual demostró con la tarjeta correspondiente.
Lo siguiente fueron todas las preguntas acerca de los viajes de nuestra amiga a Colombia. Dos, para ser exactos. Todos relativos a la muerte de su padre y a la enfermedad de su madre. Nos hicieron sentar de nuevo.

Luego de muchos minutos de espera la situación se resolvió de manera bastante negativa.
Inmigración Canadá le retuvo el pasaporte a nuestra amiga aduciendo un problema con su estatus. Fundamentalmente se habían cometido dos faltas: una, haber viajado a Colombia y dos, haber obtenido un pasaporte colombiano, todo después de haber obtenido el estatus de refugiado en Canadá.

Hasta aquí el asunto sólo parecía confirmar uno de esos mitos urbanos que se oyen aquí donde se decía que “a veces” a algunos refugiados les ponían problema al entrar al país luego de haber visitado el suyo de origen.

Palabras más, palabras menos y usando una traducción libre del francés al colombiano coloquial el oficial nos dijo que Canadá ya estaba mamado de ese cuentico de la gente que pedía refugio por razones de seguridad para luego devolverse de paseo a su país de origen. Que si es que los creíamos medio guevones. Que la cosa era medio flexible antes pero que ahora ya tenían orden de revisar todos los casos y tomar las acciones debidas. Mejor dicho, que se había acabado la guachafita.

Investigando un poco con Google encontré que hay una directiva para aplicar de manera estricta la ley a partir de agosto de 2013.

Un juez va a llamar a nuestra amiga para revisar su caso y determinar si le remueve o no su estatus de residente. Perder la residencia significaría la deportación.

Estando en la sala vimos a que 3 mexicanos les pasó algo similar. Les retiraron sus pasaportes y van a ser llamados por jueces. Uno de ellos, una chica, contó como ya había presentado sus exámenes de ciudadanía y cómo estaba esperando simplemente la ceremonia.

Hablando con otro amigo conocí la historia de un compañero suyo de trabajo que fue llamado de inmigración para presentarse con todos sus documentos. Una vez comprobaron que había hecho varios viajes a su país de origen le retiraron su pasaporte y lo deportaron. Dentro de los documentos que le quitaron se encontraba su pasaporte canadiense. Era un inmigrante salvadoreño que ya había obtenido su ciudadanía canadiense.

Resumiendo:

Un refugiado no puede volver a su país de origen
Un refugiado no puede obtener un pasaporte de su país de origen. Si necesita viajar, debe usar un documento que ha sido especialmente diseñado para eso.
Violar las normas arriba descritas puede conducir a la pérdida de la residencia

De acuerdo con las leyes canadienses, un ciudadano naturalizado puede perder su ciudadanía si comete una falta grave, incluyendo el haber mentido durante el proceso de inmigración. De acuerdo con una de las historias un refugio falso puede incluirse dentro de ese tipo de faltas.