Cuando empecé este blog era fundamentalmente para mí (como una especie de diario), para mi familia y para mis amigos que venían para Canadá. Ellos conocen de mi pesadilla. Y algunos muchos lectores que han seguido el texto durante estos años e incluso otros que se lo leen de pe a pa cuando se lo encuentran, también. Ellos también conocen mi pesadilla en Canadá. Para los que no, este artículo.
Canadá ofrece mucha estabilidad laboral. Una vez se ha encontrado una posición, es bastante probable que uno se quede muchos años. Por supuesto eso depende del gusto por el empleo y de la situación económica de la empresa. Pero digamos que en general la estabilidad es muy alta, especialmente comparada con Colombia.
La edad, no resulta ser una barrera a la hora de encontrar un empleo. Aquí, la experiencia y el conocimiento es lo que valen, así que no hay problema si usted tiene 30, 40 o 50. Muy diferente de la "política" colombiana donde menos de 25 es demasiado inexperto y más de 28 es muy viejo.
Es irónico. En Canadá se promueve la búsqueda de empleo mediante las "redes de contactos". Dicho en buen colombiano, por medio de las palancas. Es muy válido, se aconseja y resulta casi que la mejor forma de encontrar un empleo: que usted sea recomendado o conocido de alguien. Lo irónico es que una vez la empresa lo conoce a usted como candidato, ya no cuenta su amistad. Ya lo que cuenta es que usted de verdad tenga la experiencia, capacidad y habilidades requeridas para el puesto. Cosa que me gusta, pues resulta la más justa. En contraste con...
Y en Canadá, como en el caso mío, una vez que uno tiene un empleo estable, resulta que casi mágicamente el salario alcanza para todo lo que uno necesita (a diferencia de adivinen qué pais?). Con un buen empleo, uno puede pagar una hipoteca de una casa o un apartamento prácticamente nuevo y con todos los espacios requeridos para una familia normal. Se puede pagar la cuota para la adquisición de un buen vehículo último modelo.
Se pueden pagar los servicios básicos de electricidad, internet, televisión por cable. Y se pueden pagar los gastos médicos. Y comprar ropa. Y salir 2 o 3 veces al mes a un buen restaurante. Y se puede ir a pasear a Colombia de pronto cada 2 o 3 años. Y se puede viajar a sitios hermosísimos en la misma provincia de Québec o en Ontario o más lejos, si se quiere. O a los lugares más famosos de USA, aquí cerquita de la frontera o con tiquetes aéreos baratos en las temporadas apropiadas.
Y uno puede ir a cine, o a conciertos o espectáculos culturales realmente fascinantes.
Por supuesto que la salud y la educación básica están garantizadas. Eso, incluso si usted no tiene empleo.
En Canadá el empleo y el salario que se deriva de él alcanzan para que uno se vaya haciendo a sus cositas, sus muebles, sus electrodomésticos. Esta no es una real necesidad, pues es bastante fácil que uno se pueda dotar de los primeros a punta de regalos de otros o de saber buscar entre los montones que la gente deja en la calle cuando ya no los quieren más.
Mis hijas han podido venir ya 3 veces, durante los últimos 3 veranos. Y hemos podido viajar y disfrutar de hermosas tardes en el bote de vela de mi amigo Lorenz. O divertidísimos días en los parques de atracciones de Montréal o en el parque acuático de Toronto u otro espectacular del que ya olvidé el nombre, en Long Island, NY.
Creo que en general somos felices en Canadá. Y no regresamos a Colombia porque tenemos que terminar procesos aquí: la ciudadanía y el aprendizaje de las lenguas para Victoria, fundamentalmente. Luego, veremos qué pasa.
Esta es mi pesadilla. Y será la suya si logra la condición fundamental: un empleo bueno en su área.
Si usted viene, y se dedica a estudiar, y se endeuda, o de pronto le toca quedarse en uno de esos trabajos que no deshonran pero que tampoco gustan, y usted se parte el lomo 8 o más horas diarias y descubre que sólo cubre sus necesidades básicas, y descubre que de pronto ese trabajo le va a tocar por muchos años o por el resto de la vida (como le ha pasado a algunos amigos míos) entonces usted sí que pensará en Colombia, y comparará y encontrará esos parecidos y esas diferencias. Y pensará que tal vez Colombia no era tan mala. Y que tal vez Canadá no era tan bueno.
Como dicen todos, cada historia es diferente. Yo espero que usted se despierte y se encuentre una realidad como la mía. De todo corazón. De hecho, yo escribo porque lo que quiero es que a usted le vaya bien. Yo escribo para tratar de ayudar.
Es o no mi condición un punto válido para poder criticar lo que encuentro mal en Canadá?